Sube al avión por la cara: Llega el reconocimiento facial al aeropuerto
La tecnología biométrica permitirá en los aeropuertos de AENA pasar los controles sin necesidad de DNI ni tarjeta de embarque. Y la polémica está servida.
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La polémica salpica a la UE
La tecnología biométrica se está instaurando progresivamente en nuestras vidas, sin hacer demasiado ruido. Así de primeras a muchos puede sonarles a chino, pero está mucho más cerca de lo que pensamos. En la mayoría de teléfonos móviles, sin ir más lejos, desbloqueamos la pantalla mediante nuestra huella dactilar. Y algunos dispositivos son capaces incluso de reconocer nuestra cara para desbloquearse.
Este reconocimiento facial se basa en patrones matemáticos únicos y dinámicos y convierte el sistema en uno de los más seguros y eficaces en la actualidad. Y AENA, la empresa pública española de gestión aeroportuaria, está llevando a cabo un proyecto pionero de reconocimiento facial en tres aeropuertos españoles.
¿Cómo se lleva a cabo el reconocimiento facial?
El reconocimiento facial requiere a la fuerza dos momentos. La primera en la que se “registra” una cara, tomando diferentes imágenes que posteriormente quedan asociadas a una identidad determinada. Y una segunda en la que simplemente se identifica al usuario previamente registrado.
La detección facial puede llevarse a cabo a través de una fotografía, aunque lo más común en la actualidad es que se realice mediante vídeo, con módulos para detectar el rostro, reconocerlo y rastrearlo. Esta opción otorga mucho más información que una mera fotografía e incrementa la seguridad.
En las pruebas realizadas por AENA se han resuelto con éxito todos los procesos aeroportuarios: Registro y comprobación de identidad, facturación, acceso al control de seguridad y embarque.
Ventajas y desventajas de esta tecnología biométrica
Tanto ventajas como inconvenientes encima de la mesa, como no podría ser de otra manera cada vez que nos ponemos frente a una nueva tecnología.
En los pros más claros encontramos la rapidez. Instaurar el reconocimiento facial en los check-in y en las colas de seguridad hará que todo sea mucho más fluido. También se ve incrementada la seguridad, ya que no hay dos caras iguales. Y la tecnología está lo suficientemente depurada como para evitar errores de bulto.
La desventaja principal tiene que ver con la protección de datos. Y es que resulta muy intimidante un futuro donde cualquier cámara en un entorno público sea capaz de reconocernos al instante. Huele a videojuego de futuro distópico rollo Watch Dogs.
La polémica salpica a la UE
Conocemos las intenciones de AENA poco después de que se haya filtrado que la Unión Europea está ultimando la implantación de estos sistemas de reconocimiento facial en todas sus fronteras, con el objetivo de recopilar datos biométricos de todos los ciudadanos (y aquí llega la polémica) de fuera del espacio Schengen.
Hasta la fecha, a estos ciudadanos solo se les tomaban las huellas dactilares. Ahora, con este sistema biométrico, podrán contrastar en tiempo real con los datos de personas buscadas por las autoridades. Algo que es considerado altamente discriminatorio por muchos especialistas en la materia.
La regulación vigente en Europa y en España al respecto del reconocimiento facial es aún vaga, aunque goza desde hace años de condición de prioritaria. Urge legislar al respecto cuanto antes y favorecer, ante todo, los intereses de la ciudadanía.
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