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El párrafo de la discordia

La implantación del artículo 13 de la ley de Copyright de la UE podría cambiar las normas de Internet

Estos son los tres puntos principales del artículo de la discordia
Los grandes perjudicados

En redes sociales no se habla de otra cosa. La inminente aprobación de la reforma de la Ley de Copyright en Europa, de la que dimos buena cuenta en esta otra tendencia, ha provocado una sensación de incertidumbre nunca antes vista. De aprobarse finalmente, todos fijan la mirada en el conocido como artículo 13. En él, se regula de forma explícita pero confusa lo referente al contenido que puede o no ser publicado en función de los derechos de autor. Y de ser aprobado sin ambages, la cosa va a cambiar mucho por una cuestión de meros matices, pero muy relevantes.

Este artículo, ya aprobado por la UE pero sujeto a revisión y una segunda votación posterior, todas las grandes plataformas tendrán que asegurar que el contenido que alojan no suponga violación de copyright alguna. Y debido a la magnitud de este cometido, recalcan que será una labor de las grandes plataformas, en palabras textuales “grandes plataformas que alojen una gran cantidad de contenido y que lo promuevan”, ya que conceden que este tipo de control exhaustivo supone una gran inversión de tiempo y dinero, que probablemente no puedan afrontar otras compañías que manejan menos ceros en sus cuentas corrientes.

Estos son los tres puntos principales del artículo de la discordia

  • Los proveedores de servicios de la sociedad de la información que almacenen y faciliten acceso público a grandes cantidades de obras u otras prestaciones cargadas por sus usuarios adoptarán, en cooperación con los titulares de derechos, las medidas pertinentes para asegurar el correcto funcionamiento de los acuerdos celebrados con los titulares de derechos para el uso de sus obras u otras prestaciones o para impedir que estén disponibles en sus servicios obras u otras prestaciones identificadas por los titulares de los derechos en cooperación con los proveedores de servicios. Esas medidas, como el uso de técnicas efectivas de reconocimiento de contenidos, serán adecuadas y proporcionadas. Los proveedores de servicios proporcionarán a los titulares de derechos información adecuada sobre el funcionamiento y el despliegue de las medidas, así como, en su caso, información adecuada sobre el reconocimiento y uso de las obras y otras prestaciones.

  • Los Estados miembros velarán por que los proveedores de servicios contemplados en el apartado 1 implanten mecanismos de reclamación y recurso a los que puedan acceder los usuarios en caso de litigio sobre la aplicación de las medidas a que se refiere el apartado 1.

  • Los Estados miembros facilitarán, cuando proceda, la cooperación entre los proveedores de servicios de la sociedad de la información y los titulares de derechos a través de diálogos entre las partes interesadas para determinar las mejores prácticas como, por ejemplo, las técnicas de reconocimiento de contenidos adecuadas y proporcionadas, teniendo en cuenta, en particular, la naturaleza de los servicios, la disponibilidad de las tecnologías y su eficacia a la luz de la evolución tecnológica.

Los grandes perjudicados

Así planteado, de primeras nos topamos con dos graves perjudicados. Primero, plataformas como Google News, Facebook o Youtube, que tendrán que intensificar las herramientas para prever y detectar cualquier violación del copyright. Lo que, como ya hemos mencionado, puede suponer un gran desembolso para ellas, así como muchos quebraderos de cabeza. Pero también y fundamentalmente para el youtuber famoso que cuenta con miles de suscriptores en su canal y que va a ver que en cuanto haga referencia a cualquier contenido protegido con copyright, la plataforma actuará con mucha más dureza de como lo estaba haciendo hasta la fecha, bloqueándolo.

El problema es que, para poder hacer una revisión tan gigantesca se hace uso de herramientas como Content ID, desarrollada por Youtube para poner la lupa en TODO el contenido que suben los usuarios a la plataforma. Y el primer problema radica en que no es infalible, con lo cual puede penalizar diferentes contenidos que considere que están violando la ley del copyright y en realidad no lo hagan.

La campaña en Internet de los que están a favor de modificar este artículo ha unido a plataformas y a youtubers. Los primeros se quejan del desembolso económico de desarrollo de estas herramientas y también acerca de la nueva situación: ahora son ellos directamente los responsables subsidiarios de todo lo que se suba a su plataforma (aspecto que antes recaía en el propietario de ese contenido). Y es por esto que se unen sin medias tintas a la movilización bajo el hashtag #savetheinternet

Las plataformas defienden un cambio de legislación, pero que sea eminentemente más laxo que el que a día de hoy se pretende aprobar. La instauración de esta ley supondrá que muchos contenidos sean bloqueados en Europa, y la indignación no se ha hecho esperar. Desde asociaciones y particulares se están movilizando para intentar que no entre en vigor. Los más catastróficos lo tildan abiertamente de “el fin de Internet”.

Por su parte, muchos Youtubers sienten que es el fin de su actividad. Una afirmación que parece catastrófica, pero que tiene explicación. Imagínense por caso un youtuber que hace reviews de películas o series. Ya no podrá apoyarse con ninguna imagen estática o una escena determinada porque este contenido será convenientemente fulminado. Pero lo mismo ocurre con gamers que muestren al mundo sus partidas, o de especialistas musicales que hablen sobre el fenómeno musical del momento. Vamos, que todos los que utilizan contenido adicional protegido por copyright serán bloqueados. Y esto incluye un porcentaje muy alto de prescriptores en Youtube. Lo explica fenomenal Jaime Altozano, youtuber y especialista musical en su propio canal:

Así las cosas, con bloqueos más estrictos por parte de las plataformas, el futuro parece pintarse debido a las oscuras consecuencias que puede provocar. Parece que nos encaminamos hacia un cambio del todo sustancial que va a hacer que las reglas del juego cambien diametralmente. También está por ver si este reglamento cuaja y otras grandes potencias mundiales se ven obligadas a legislar en esta dirección. Que hay que proteger sin medias tintas los derechos de autor es una obviedad, pero también lo es que una legislación muy estricta puede acabar asfixiando a plataformas y prescriptores. La solución, dentro de muy pocas fechas.

Foto autor

Autor: Christian Val

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